La alcachofa y la rata almizclera
En la orilla de un lago había una alcachofa con sus brillantes y lustrosas hojas verdes ondeando al viento. Estaba muy contenta de ser tan bella y le encantaba vivir tranquila tomando el sol junto al lago.
Pero en el lago vivía una rata almizclera en su agujero, que era un poco traviesa.
Por la noche, cuando el sol se ponía en el lago, salía a pasear por la orilla.
Una tarde se acercó al lugar donde estaba la alcachofa.
- Eh, amiga, tú que estás tan contenta, ¿Quién eres?- preguntó la rata.
- Yo soy la alcachofa- respondió ésta - y tengo muchos primos guapos. Y tú, ¿quién eres?.
- Yo soy la rata almizclera, y yo también tengo una gran familia. Yo vivo en el agua, me lo paso fenomenal… y no estoy ahí de pie todo el día, como una piedra, aburrida en un solo lugar.
- Mira rata, aunque estoy en un solo lugar todo el día, estoy limpia y brillante, ¿no me ves? - replicó la alcachofa – y además, yo no nado en aguas estancadas, ni tengo que vivir en el barro.
- Lo que pasa es que tú estás bien celosa de mi bonito pelo - se burlaba la rata- Yo puedo construir mi casa en el barro, pero siempre tengo una capa limpia. Pero tú estás medio enterrada en el suelo, y cuando los humanos de sacan de él, nunca estás limpia, llevas esas feas raíces colgando, con tierra.
- Bueno, pues que sepas que tu "bonito pelo" siempre huele a almizcle y a barro- se burló la alcachofa.
- Eso es cierto- dijo la rata almizclera – pero les gusto mucho a los humanos, mi cola puede convertirse en cuerdas de guitarra y en hilos fuertes para las carteras.
- Eso no es nada- se rió de la alcachofa- ¡Cuántas mamás y papás me cocinan, en ricas tortillas y arroces, para que sus hijos me coman….y crezcan sanos y fuertes! Esto sí que es importante- y empezó a reir la alcachofa.
La rata almizclera se fue a su lago muy triste. ¡Eso sí que era algo importante!.
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