La alimentación de un niño o niña desde su nacimiento hasta llegar a la etapa adulta cambia radicalmente. De la leche en los primeros meses de vida, se pasa a la introducción de alimentos cada vez más sólidos, aún preparados por los padres, y se llega a la etapa en que el adolescente empieza a tener más independencia a la hora de decidir su alimentación fuera de casa.